Dándome uno de mis "paseos" habituales por Libro de Notas, he encontrado un artículo extraordinario de Óscar Collazos que, a pesar de referirse a la realidad colombiana, está fundamentado en el uso del idioma español en general. Me parece una reflexión muy interesante. Ilustra con acierto y precisión una realidad que me ha preocupado siempre y que considero que va a peor con el tiempo y la progresiva degradación de los sistemas educativos. Ya se han tratado cuestiones relacionadas con este asunto en artículos anteriores, y han sido objeto de intenso debate. A ver qué os parece esta nueva perspectiva.

Creo que lo mejor es disfrutar del artículo entero. No tiene desperdicio alguno. Podéis hacerlo pinchando en este enlace. Me limito a poneros aquí una breve reseña para que os hagáis una idea de lo que en él se dice. Ya me contaréis.

" ¿En qué momento y dónde se empezó a joder la escritura? Desde el día en que dejó de ser prioritario, materia de aprobación o reprobación, aquello que niños y jóvenes aprendían con las matemáticas, la geografía o las ciencias naturales. Redactar bien era tan esencial como resolver una ecuación, dibujar un mapa sin confundir las fronteras o distinguir el reino animal del vegetal. "

La semana pasada recibí con gran sorpresa la noticia del inminente cierre de Madrid Rock, y no pude evitar cierta tristeza recordando los primeros vinilos comprados allí o las horas que he pasado buscando entre sus incunables del rock, y posteriormente del cine, durante años.

Siempre que he buscado un disco o una película mi ruta empezaba en Madrid Rock, pasaba por la FNAC y, en un caso muy desesperado, terminaba en El Corte Inglés. Mis "arcas" musicales se han llenado en muy buena parte de productos adquiridos en el mencionado establecimiento, por lo que el anuncio del cierre me ha llenado de tanta sorpresa como tristeza, pero la liquidación total que le acompañaba me hizo frotar las manos y segregar saliva con tan sólo pensar en el festín musical que me esperaba.

Mas pensando en el cierre en sí vinieron a mi otros pensamientos. Mis primeras reacciones iban encaminadas hacia la caída de uno de los reductos musicales que quedaban frente a grandes estructuras como El Corte Inglés, cuyo respaldo económico está fuera de toda duda, o la FNAC, cuya oferta en sectores como la electrónica, la literatura y algún servicio más podía ser el apoyo a un sector tan dañado en los últimos tiempos como es el de la industria discográfica. Tras resistir valientemente, viendo caer a otras compañeras del sector como las Tiendas Tipo, Madrid Rock permanecía en pie, vendiendo buena música, una gama amplia y a precios bastante competitivos. Pero está visto que de la competencia sana no se puede vivir.

Analizando las posibles causas del cierre, en primera instancia me llegaban a la cabeza las más fáciles. "La manta", sin duda, ha hecho mucho daño, y más que el Top Manta, Internet y la forma cada vez más fácil de bajar música y cine y almacenarlo a precios increíbles y en formatos de cada vez más capacidad. Por menos de lo que nos costaba en tiempos una cinta normal de 90 tenemos hoy en día un DVD donde grabar el contenido de esa cinta y de más de 10 cintas como esa, con mejor calidad y más duración.

El pulso de la calle se decanta por una opinión que, en parte, considero errónea. Es cierto que existen las entidades de gestión de derechos, y que su peculiar forma de defender la propiedad intelectual ha levantado ampollas con algunas medidas aplicadas con nocturnidad y alevosía, y no siempre al amparo de la ley. Es cierto que el canon de copia privada aplicado sobre soportes y aparatos de grabación incrementa el precio de los CD's y DVD's, grabables y regrabables, y de cualquier aparato grabador en el mercado, pero esto no afecta a discos ni películas originales en absoluto, de modo que no confundamos términos y culpemos a quien corresponda de lo suyo.

Los precios de los discos y películas es alto porque la industria discográfica y cinematográfica así lo han determinado, de modo que, al tiempo que se lucha contra el fraude, se penaliza a quienes compran legalmente subiéndoles los precios. Se han iniciado movimientos solicitando una reducción del IVA de los discos y películas, argumentando que son cultura y como tal producto han de tener un IVA semejante al de los libros, por ejemplo, y dado que no se ha logrado, Madrid Rock en su momento ofreció, creo recordar, la rebaja correspondiente al IVA en unas circunstancias de compra concretas. Por supuesto, no era una lucha contra un impuesto alto, sino una técnica de marketing, pero ya era un pequeño paso.

Hoy me he acercado a Madrid Rock. La gente hacía cola para entrar, aguantando bajo la lluvia hasta una hora con tal de beneficiarse de la "Liquidación Total". Una vez dentro, la sensación inicial era como de ciencia ficción. Parecía que una ley hubiera prohibido la música y la gente se estuviera abasteciendo de todo lo que pudiera, como si jamás se fuese a vender música en el mundo. La gente buscaba y rebuscaba, cogía discos o películas que ni le interesaban, los miraba una y otra vez y los dejaban sobre una estantería tantas veces como volvían a recogerlos. Lo importante era hacer acopio, que ya habría tiempo de hacer limpieza y quedarse con una selección que hiciera que mereciese la pena la jornada. Móviles en mano se calculaba el 30% de los precios de los productos, viendo más el ahorro que el gasto y, llevados por la alegría, gastando más aún. Para el consumo propio, para hacer regalos, por obligación, por curiosidad, por compromiso... cualquier motivo era bueno para coger un disco e incluirlo en el lote.

Dentro del establecimiento, la espera de fuera se quedaba corta al lado de la que había que hacer a según qué horas para pagar. Aunque dicha cola se enroscaba estratégicamente por pasillos por los que mirabas y quién sabe si podría caer alguna cosilla.

Pero, estando en la cola para pagar, he oído algo en lo que no me había parado a pensar. Quien estaba detrás de mí era amigo del responsable de personal (cuya actitud hacia una clienta dejó bastante que desear a pesar de la comprensible desidia dada la situación). Cuando esta clienta preguntó dónde podía dejar unos cuantos discos, su respuesta fue: "Déjalos donde quieras, como si quieres dejarlos en el suelo, yo no los pienso recoger". Este responsable decía que nadie hablaba de las 50 personas que se quedan en la calle, y a las que al parecer no van a pagar lo estipulado por ley por todos sus años trabajados. Al preguntarle qué iban a poner en lugar del Madrid Rock, si un Zara o un Springfield (ambos de la empresa que ha comprado el local) contestó que era todo una trama inmobiliaria. Dudo que una empresa con un nombre como es Madrid Rock, con tantos años de historia y presencia en varias provincias españolas, cierre porque le resulte más rentable vender el local en pleno centro de Madrid que seguir vendiendo música.

¿Quién ha matado entonces a este negocio? ¿El poder de sus competidores, las grandes superficies? ¿Internet y las descargas de música y cine, de las que una inmensa mayoría de nosotros nos hemos beneficiado en mayor o menor medida? ¿El famoso Top Manta?... ¿o una trama inmobiliaria?

Y por último....¿qué será de la guitarra cedida por Angus Young?

Quizá al final la única lección que podemos sacar de todo esto es que la gente sigue amando la música... pero a precios más competitivos.

Ya tenemos resultado de las votaciones, y ya tenemos también las interpretaciones variopintas de unos y otros en el fabuloso circo de nuestra política patria. Para los que propugnaban el Sí, el resultado ha sido apabullante, todo un éxito: 8 de cada diez de los que han votado, lo han hecho por esta opción. Se olvidan alegremente del 60% de la población que no ha participado en el referéndum, y del 6% que ha votado en blanco. Como mucho lo comentan de pasada. Pequeños detalles sin importancia.

Para los del otro lado, la culpa es del Gobierno. Curiosamente, se parecen cada vez más a los primeros cuando estaban en la oposición. Todo es culpa del Gobierno. Lo criticaban y ahora lo practican. Estoy seguro de que una cantidad relevante de simpatizantes del PP ha votado No simplemente porque identificaban al PSOE con el Sí, al margen del significado del referendum. Pero no nos engañemos, hubiera sucedido lo mismo en el caso contrario, lo cual es preocupante, pues nos da una idea del nivel de responsabilidad de nuestros votantes. Con todos los respetos, apoyar ciegamente a un partido político es una de las cosas más absurdas que conozco. A pesar de ello, me parece vergonzoso el numerito que montó el impresentable de Pepín Blanco al referirse a los resultados por barrios de Madrid, con los acostumbrados secuaces risitas detrás y una total falta de respeto hacia los votantes, pero bueno, es que ese tío es sencillamente imbécil, lo viene demostrando desde hace años -probablemente desde que nació, y lo sé por gente que le conoce-, y en ningún caso debería ocupar un cargo público que represente al Gobierno.

Entre unos y otros, apenas se da relevancia a lo realmente importante de este referéndum: el 60% de la población no ha participado en él. En otras circunstancias (otro tipo de referendum), y en otros países, este nivel de abstención supondría la invalidez inmediata del proceso. Sería estupendo que alguien tomara nota de ello. Sería estupendo, pero se olvida ese dato adrede. El análisis de Marcos Taracido en Libro de Notas al respecto es perfecto.

"Hay muchas cosas sorprendentes de la consulta de ayer, y casi todas confirman la democracia de baja calidad que padecemos; parecen detalles sin importancia, pero ahí radica su esencialidad: que se ha conseguido limar su importancia, y ocultarlos hasta el punto de que pasan desapercibidos. Por ejemplo, el desprecio por el voto en blanco. La mayor parte de los informativos que he visto/leído lo eliminan de sus resultados; 849 mil personas han depositado una papeleta en blanco en las urnas, y es altamente significativo, no sólo por ser cifra inédita hasta ahora, sino por su alto valor electoral: es voto en contra del sistema, es una protesta muchísimo más significativa que la comodidad de no ir a votar. Más ejemplos: hablar oficialmente de Constitución o de referendum, cuando no es ni lo uno ni lo otro. Sencillamente: cada vez que Zapatero decía esas palabras estaba engañando al electorado. Y por último, el como siempre lamentable espectáculo postelectoral en el que todos ganan y están felices, y en el que todos tergiversan los resultados y juegan con las palabras para poder decir lo que querían decir antes de saber los datos".

Este domingo se vota el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. La impresión general que se respira en el ambiente es que la mayoría de los ciudadanos no sabe qué opción votar. Más aún, pocos saben qué se vota realmente. Y es normal. Los principales partidos políticos no se ha tomado demasiadas molestias en informar a la población debidamente. Yo al menos sólo he oído mensajes pueriles y preparados en lata. Lo de siempre. Si uno pretende ir algo más allá de la retórica y no quiere ser tratado como si fuera estúpido (que es lo habitual), lo mejor es intentar informarse por otros cauces de lo que esta votación supone realmente.

Yo he intentado leer el tratado en cuestión, y la verdad es que no llegué demasiado lejos, he de confesarlo. Pronto me pareció que es un texto aséptico, plagado de garantías e intenciones muy hermosas, pero poco creíbles en numerosos aspectos. Como uno es ya mayorcito y sabe que la realidad no está regida por estos preceptos tan quiméricos, sino por factores más tangibles, he intentado encontrar en la red análisis esclarecedores acerca de esta cuestión. Dos de los más interesantes que he encontrado son el de Eloisa Díaz, profesora asociada de la Universidad de Huelva y el de Carlos Sánchez Almeida, abogado (podéis leerlos enteros pinchando sobre los nombres).

La primera dice cosas tan interesantes como estas: "Las sombras de este Tratado, muy mal llamado Constitución, desde mi punto de vista, comienzan en su proceso de elaboración. Lo han elaborado los gobiernos de los estados, en el mismo exacto modo en que se elaboran todos los tratados internacionales. No ha existido un poder constituyente, ni en él la soberanía ha emanado del pueblo, y esto no es sólo un mero rito procedimental, sino un requisito fundamental desde hace más de un siglo en Europa para poder llamar Constitución a una norma. Hacer una Constitución sin el concurso de la soberanía popular supone una regresión sin precedentes desde hace más de un siglo en Europa.

(...) Más allá de ello, en el propio texto del Tratado aparecen muchos aspectos cuya significación no está siendo puesta de manifiesto por la oficialidad, volcada en mostrar sólo los aspectos amables del Tratado. Lo cual provoca una razonable desconfianza en el ciudadano medio que quiere votar lo que él realmente piensa y no lo que otros piensen por él. "

Os recomiendo que lo leáis entero. No tiene desperdicio.

En cuanto al segundo, rescato lo que considero más interesante: " (...) Pero tampoco puedo decir sí. No puedo votar a favor de una Constitución que mantiene intacta la estructura corrupta que nos gobierna. Un tratado internacional que consolida un sistema social cada vez más desequilibrado, donde derechos básicos como el trabajo y la vivienda se han convertido en entelequias."

Resumiendo, que para mí hay bastantes claroscuros en este asunto y no me gusta nada. Un consejo: votad en conciencia, pero sobre todo votad informados y libremente.

Ayer vi por primera vez el comienzo del programa de Buenafuente, aconsejado por un conocido que me recomendó que siguiera uno de sus monólogos del inicio. No suelo yo ser habitual de la tele, y menos aún de programas con perfil de llamémosle show nocturno. Ni siquiera conocía yo de este individuo más que lo básico, pero enseguida me hice una idea muy clara de su perfil.

El primer comentario de mi chica fue que era igual que estar viendo a Fuentes, otro al que conozco más que nada a través de los programas de zapping. Y me pareció que tenía toda la razón: ambientación de monologuista (que de repente se ha puesto de moda para todo), chistes de humor ocasional y vocación de agradar a una determinado perfil de parroquia entregada y de cuerpo presente. El problema es que a este se le ve mucho más el plumero que a Fuentes, más sutil y variado en ese sentido (lo poco que he visto de él, he de confesar). De hecho, este acaba resultando vulgar y emponzoñado por ese rencor político tan frecuente y tan manido por estos lares. El contenido de sus chistes cojeaba siempre del mismo lado, y eso cansa. Empezó con uno de pésimo gusto sobre la muerte de Carrero Blanco, que en una charla de bar puede ser normal, pero no en televisión. Excepcionalmente cruel e irrespetuoso. Siguió con el estamento militar, hablando de su propia experiencia en la mili, en el año 85, metió socorridos recursos como el de la bandera con águila para aderezar su relato (repito, en el 85...), menciones a Franco (un personaje de actualidad donde los haya) y después empezó a soltar gracietas sobre los catalanes y el resto de España. Se le veía muy suelto.

A mí este tipo de humoristas me cargan, porque son monotemáticos. Sólo saben hablar de una cosa, y sus sesiones parecen más un mitin que otra cosa (irónicamente, muchos mítines políticos no son más que representaciones de un showman en el fondo). Prefiero una sesión del Splunge de Florentino Fernández, basado en sketches neutrales y sin tintes ideológicos, o los chistes de Eugenio, con diferencia. Además son infinitamente mejores, porque es que con los de este, para colmo, ni te ríes.

Se da uno cuenta una vez más de que, si bien hemos logrado dejar atrás a personajes peperos como Parada, Lina Morgan (una señora muy respetable), Norma Duval y similares, ha sido para caer en las manos de los simpatizantes del otro lado. De repente han empezado a salir de debajo de las piedras y han ido copando los puestos dejados por los otros, sobre todo en La Primera: Wyoming (un tío que al menos me parece muy ingenioso, pero que, cómo no, invitó a Ana Belén a su último programa, personaje de gran actualidad también), Julia Otero (a la que se le ve el plumero sólo con su selección de invitados)... Si esto lo aderezamos con un nuevo episodio más de vergonzoso favoritismo hacia determinado grupo de comunicación, ya tenemos el circo montado otra vez. Nadie quiere perderse parte del botín. No me extrañaría que fuéramos testigos en breve de una nueva gira transmitida por La Primera de Victor Manuel, Ana Belén y la troupe habitual de amigotes: Sabina, Miguel Ríos, Gurruchaga, etc.

Aquí cada uno pone a sus amigotes y luego se hinchan a protestar desde la oposición porque el otro lo esté haciendo exactamente lo mismo que ellos antes. Al menos, afortunadamente, los telediarios de TVE1 no son tan partidistas por ahora como en la época de Aznar, embarcado ahora en cruzadas de iluminado, pero siempre les quedará Antena 3 a los nostálgicos del otro bando hasta que las tornas cambien a su favor.

Y mientras tanto, a desenterrar rencores, que eso siempre ha tenido mucho éxito por aquí.

Por fin vuelve a la vida Territorio Zemanski. Han sido casi cinco meses de espera y variopintas peleas burocráticas, pero al final lo he logrado. Volvemos a estar online.

Espero que mis antiguos lectores no se hayan olvidado del todo de este sitio, y que entre todos podamos volver a hacer de él el lugar de reunión y conversación que no hace mucho fue.

Saludos de nuevo a todos, y gracias por vuestro interés.